No hace mucho tuve la maravillosa idea de hacerme una prueba de alérgenos. ¿Por qué me hice la prueba? Los dolores se hicieron poco llevables, el cansancio era palpable y en resumen, estaba cansada de jugar a la ruleta rusa con la comida. Mi mayor miedo desde el minuto que me lo hice era que me diera positivo en celiaquía. Hasta entonces tenía poca información de la enfermedad pero conocía lo duro que era. En efecto, todas mis sospechas se cumplieron: era oficialmente celiaca. ¡Qué horror! Fue una cuesta arriba al principio. Mi vida cambio para siempre. Aunque suene exagerado fue así realmente: cambió mi estado inicial de cansancio, mi forma de alimentarme, mi concepción de los alimentos, el valor que le daba a comer una cosa u otra. Cambió TODO. La población celiaca, y alérgicos en general, tiene poco apoyo. Muy poca gente conoce qué es ser alérgico, intolerante o sensible a un tipo de comida. Eso es algo que se empieza a aprender a partir de ahí. Y a parte de la poca información